Cuando estudiaba educación básica en una pequeña localidad en el estado de Zacatecas, a pesar de ser la mejor estudiante de la escuela, tuve profesores que literalmente me expresaron su inconformidad en el hecho de que yo le diera prioridad e importancia a mi educación y formación en lugar de preocuparme por aprender las labores de una ama de casa, como cocinar y barrer.
Me pareció increíble que en pleno siglo XXI hubiera profesores que siguieran enseñando ese tipo de pensamiento en el cual “las mujeres no necesitan educación, necesitan aprender a ser buenas amas de casa para que alguien se case con ellas y las mantenga” y, desde luego, eso me impulsó a perseguir mi sueño de ayudar a forjar un mundo mejor donde la equidad de género sea algo más que una lección en un libro de texto.
Pero hacer que un proyecto de esa envergadura funcione más allá de una pequeña población requiere mucho más que un sueño y las ganas de realizarlo, porque la única forma de lograr el éxito es mediante las herramientas que se obtienen con una educación de calidad.
No obstante todas las limitantes que pudiera tener, me mantuve firme en mi objetivo e inicie un proyecto social gracias al cual, tiempo después, pude formar parte del programa Líderes del Mañana. Pero en ese momento no me di cuenta del mundo tan maravilloso al que estaba entrando, y aunque sabía que tendría acceso a la mejor escuela de México con el más alto nivel académico del país, no tenía idea de lo increíble que iba a ser esta experiencia.
En el Instituto Tecnológico de Monterrey mi vida ha cambiado espectacularmente por muchas razones. En primer lugar, ha sido maravilloso poder estar en un ambiente educativo donde hombres y mujeres somos valorados por igual, donde no hay diferencias y la equidad de género se respira en todo el ambiente. Además, he conocido los mejores profesores; personas con una dedicación, entrega y compromiso como nunca había tenido la fortuna de experimentar.
En el Tec de Monterrey he aprendido sobre las distintas estructuras empresariales, así como diversos modelos de negocios y las diferencias políticas y económicas entre países que comparten interacciones de mercado. Tal vez esos conocimientos no parecen ser suficientes para cambiar el mundo, pero la realidad es que sí lo son, porque gracias a ellos es que me convertiré en una profesionista de éxito que pueda llevar opciones de negocios sustentables, con las cuales se logre el desarrollo de fuentes de trabajo que dignifiquen y le den su lugar a la mujer mexicana; y me refiero a esa mujer que muchas veces ha quedado rezagada y olvidada en las comunidades de nuestro país, en donde la educación no ha podido romper las injustas tradiciones ancestrales que la desvalorizan.
Por otra parte, he tenido la oportunidad de interactuar con otros jóvenes que tienen mí misma visión del mundo, con quienes he emprendido proyectos de responsabilidad social que me han dejado una inigualable e indescriptible experiencia, así como con personas altamente capacitadas y cuya experiencia de vida y de éxito, han marcado profundamente mi existencia al darme una nueva visión del mundo en el que vivo.
Uno de los eventos más significativos para mí de esta índole fue CreceCamp, una iniciativa de desarrollo social en la cual estudiantes del campus nos dedicamos una semana a recibir y aprender junto con personas con capacidades diferentes mediante actividades y dinámicas inolvidables.
Magistrales conferencias dadas por personas como Karla Wheelock, quien al compartir su experiencia en el primer evento de bienvenida al programa Líderes del Mañana marcó la pauta de lo que significa no darse por vencido y nunca renunciar a nuestros sueños; o personas como Diana Cárdenas, consejera del INE quién en una conferencia en el evento conocido como CILE me enseñó la importancia del sistema electoral y el voto. Son oportunidades de aprendizaje sólo apreciables en su total magnitud cuando se tiene la fortuna de poder estar presente, y que entre muchas otras, fueron experiencias invaluables que me dieron la oportunidad de aprender y convertirme en un mejor ser humano, proceso que se acrecentó con la necesidad de vivir en la capital de mi estado, tal vez un poco lejos de mi familia, pero mucho más cerca de todos mis sueños.
Crecer y madurar nunca son experiencias fáciles, sobre todo cuando implica dejar la seguridad de vivir en casa, es como cuando los pajaritos dejan el nido, hay que abrir las alas y aventarse al vacío pese al miedo que da el poder estrellarnos, confiando en que en su momento seremos capaces de batir las alas, emprender el vuelo, ser un ejemplo para nuestros congéneres y un orgullo para nuestros padres.
En verdad considero que sin las herramientas, conocimiento y experiencias que estoy adquiriendo en el Tec de Monterrey, nunca hubiera podido ser realmente parte del grupo de jóvenes que están cambiando al mundo. Saber que uno es parte activa de ese cambio es el mejor aliciente para continuar esforzándome en forjar una vida extraordinaria que posea sentido social y humano.
Por ello quisiera poder decirles a todos los jóvenes que tienen ese deseo de crear un mejor futuro para la humanidad, que tienen esa necesidad de tener una vida extraordinaria donde el servicio a la sociedad y al bien común sea primordial; que no dejen que sus sueños se marchiten, que se esfuercen lo más posible a fin de que puedan ganar la oportunidad de ser Líderes de Mañana y que se animen a sumarse a los que orgullosamente somos parte de este programa.
Soy originaria de Fortín de las Flores Veracruz y estudio la carrera de Ingeniería Industrial y de Sistemas en el Tecnológico de Monterrey Campus Central de Veracruz.
Les contaré mi historia, pero antes que nada quiero empezar mencionando una frase que desde hace ya casi un año escuché por primera vez y con el paso del tiempo he podido comprender, “Lo más importante en el liderazgo no es lo lejos que avancemos, sino que ayudemos a los demás a avanzar” – John C. Maxwell.
El 18 de mayo del año pasado me informaron que había sido acreedora de la beca Líderes del Mañana, sin duda, ese día dieron inicio los primeros de muchos cambios buenos en mi vida. Recibir esa noticia me hizo sentir que en realidad todo esfuerzo tiene su recompensa, ese día supe que tendría la oportunidad de prepararme y obtener las herramientas necesarias para lograr mis sueños y ayudar a que otros también cumplan los suyos.
Hay muchas cosas que me gustaría compartir con ustedes, pero me enfocaré a lo que creo más importante, estudiar en el Tecnológico de Monterrey es algo inigualable y que día tras día va dejando una huella en tu vida.
A lo largo de mis primeros dos semestres he conocido a personas admirables, y más allá de eso, he encontrado personas con gran iniciativa y entusiasmo. Cada día es un nuevo reto y un nuevo aprendizaje, las clases, los maestros, mis compañeros, las actividades de labor social en las que he podido participar, me han hecho crecer como persona y como líder.
También he aprendido sobre la resiliencia, sobre no darme por vencida y a tener la mejor actitud cuando las cosas se ponen difíciles. Algo que considero muy importante, es que he aprendido a ser agradecida, a disfrutar y valorar la oportunidad que tengo, personas que quizás no me conocen, pero que confían en mí y en todos los que conformamos a los llamados líderes del mañana, nos apoyan para que logremos salir adelante y es gracias a ellos que hoy puedo estar un paso más cerca de alcanzar mis objetivos.
“Lo que hagas en vida, tendrá eco en la eternidad”, era la frase que cruzaba por mi mente hace tres años mientras limpiaba jaibas y ostiones, mientras esperaba que los manteles se secaran para poderlos planchar y mientras lavaba torres inmensas de platos. Esa idea la había escuchado en Gladiador. Era una frase poderosa y supe que se convertiría en mi lema de vida. No quería una recompensa, como lo que podría entenderse en primera instancia; quería ser coherente con mis actos y servir a los demás. Esto era lo que me motivaba para levantarme a las 5 a.m., ir a la escuela, trabajar en el restaurante, regresar por la noche y hacer tarea o estudiar; asistir a las reuniones del grupo religioso y cumplir con las responsabilidades que éste implicaba; así como participar en concursos nacionales de física y al mismo tiempo, forjarme como Técnica en Gastronomía. Así inició la historia.
Cuando me fue otorgada la distinción Líderes del Mañana e ingresé al Tecnológico de Monterrey, mi madre me tomó en sus brazos y con lágrimas de felicidad me dijo: El día de hoy te entrego a la patria, sirve para servir y abraza con el alma todos tus sueños.
El día de hoy, curso el séptimo semestre de la carrera de Comunicación y Medios Digitales y en cada prueba, en cada proyecto, en cada reto; trato de cumplir con la misión que tengo. A veces no es fácil, a veces el cansancio por estudiar toda la noche, el hambre cuando hay que irse a casa muy tarde u otros sacrificios, se convierten en las horas en las que picaba cientos de cebollas y me hacían llorar o en los días fuera de casa en los que extrañaba a mi familia porque debía trabajar en ranchos muy lejanos. Sin embargo, la pasión por mi carrera, el amor a la labor social, la inspiración de mis profesores, la motivación de mi familia y la grata compañía de las personas que he conocido en el Tec, me permiten continuar y navegar hacia las estrellas.
Mi padre supo desde el cielo que su pequeña se pondría la armadura de gladiadora, tomaría su espada y pelearía por la transformación del mundo. El Tecnológico de Monterrey ha sido el faro que ha iluminado mi caminar para que yo pueda llevar esa luz a donde quiera que vaya. El Tec ha fortalecido mis pies y ahora mis huellas no se pueden borrar. Mis manos tienen el color del emprendimiento y el sentido humano. Mis ojos reflejan los conocimientos y experiencias que he adquirido y que me han ayudado a darle voz a los que gritan silenciosamente. Por todo esto, anhelo entregar mi vida a mi país, quiero compartir la pasión que mi profesores imprimen en cada clase, la amabilidad que se respira en el Tec y la vitalidad de mis compañeros nacionales y extranjeros.
La oportunidad de estudiar en la mejor universidad del país ha transformado mi vida y la de mis familiares. Ha sido el punto de partida para vislumbrar horizontes más retadores en donde se pongan a prueba los principios y la resiliencia que he adoptado. Agradezco al Tecnológico de Monterrey por convertirse en mi hogar, por creer en mi, por escuchar las inquietudes de mi corazón y por fortalecer mi espíritu de liderazgo. Las lágrimas de felicidad y las palabras de agradecimiento no son suficientes para demostrar mi sentir y sólo me queda continuar navegando y que el eco de mi voz retiemble por todo el mundo.
Mi nombre es Ariadne Rentería Castañeda. Nací en la Ciudad de México y aquí me he desarrollado y he crecido para ser la persona que soy el día de hoy: una líder del mañana hecha y derecha, misma que estudia lo que le apasiona con toda el alma, Ingeniería en Desarrollo Sustentable, y no puede estar más enamorada del Tec.
Mi historia comenzó verdaderamente en el asiento trasero de un Tsuru dorado cuando yo tenía no más de siete años. En dicho momento un locutor de radio comentó que la cantidad de basura que generaba el entonces Distrito Federal diariamente podría llenar completos dos Estadios Aztecas. Yo no sé ustedes qué piensen, pero yo me impacté demasiado, digo, ese estadio es actualmente el tercero más grande del mundo, y justo por esa impresión tan grande fue que llegué muy decidida a mi departamento, saqué una hoja de papel y un lápiz y diseñé nada más y nada menos que la máquina que salvaría al mundo. Básicamente era una pecera gigante, como la casa de Arenita de Bob Esponja, en donde se iba a apilar toda la basura para después quemarla y usar el humo que sacara de manera productiva.
Ya sé lo que están pensando: “¿Qué le pasa a esta muchacha? Me promete una súper historia de cómo llegó a ser Líder del Mañana en el Tecnológico de Monterrey y me sale con un invento que tiene forma de casa de Arenita”.
Pues miren que lo crean o no, esa pecera es la que me trajo hasta acá. A partir de ese momento supe que quería ayudar al planeta para arreglar un poco el relajo que hemos estado haciendo los humanos desde que comenzamos a existir. Claro que no dejé mi lápiz tras idear mi máquina y dije: “Voy a estudiar Ingeniería en Desarrollo Sustentable en el Tec de Monterrey”, pero esa semillita se quedó en mi cabeza y cesó de germinar en mi último año de preparatoria.
Ahora bien, ya les hablé de porqué decidí estudiar lo que estudio en este momento. Ahora me toca platicarles un poco acerca de mi experiencia en el Tec. Esta comenzó el 6 de agosto del 2016 en el HiTec del campus Ciudad de México. La verdad es que yo tenía mucho miedo de lo que me iba a encontrar en el Tec; tanto de las personas como de las materias y el campus per se, pero después de ese día me di cuenta de que la gente es muy linda y está dispuesta a ayudarte si lo necesitas y lo solicitas, y la verdad es que esa forma de ver al Tec no ha cambia para nada hasta el día de hoy que les escribo. Siempre que tengo un problema sé que puedo acercarme ya sea a mis amigos, a mi director de carrera, a la psicóloga que trabaja con Líderes del Mañana o a los demás líderes de mi campus, y ellos van a apoyarme. Aparte puedo asegurarles que el ser parte de Líderes del Mañana les abrirá muchas puertas en el camino.
Pero esa no es la única razón por la que estoy más que enamorada de mi universidad. La verdad es que me gusta mucho cómo es que el Tec me transformó como persona y también el hecho de que ofrecen una educación íntegra, no sólo se centra en la parte académica, sino también la cultural y recreativa. Día a día he aprendido a soñar y a decirme a mí misma que todo lo que quiera hacer lo puedo lograr; sólo necesito una taza de pasión, una cucharadita de perseverancia y una embarradita de la mentalidad Tec y listo. Hoy por hoy les puedo decir que si el 6 de agosto del 2016 sentía que mis metas me llevarían a China, ahora sé que me llevarán a la Luna, y todo se lo debo al Tecnológico de Monterrey y al programa Líderes del Mañana.
Ya para terminar porque sé que tiendo a decir mucho, quiero recordarles lo trascendente que es esta oportunidad para ustedes, ya que están a punto de ingresar a una de las mejores universidades de México, así que aprovechen su tiempo y disfrútenlo tanto como yo lo hecho hasta ahora, que el tiempo se va rápido.
¡Muchas felicidades y bienvenidos, borregos!
Ariadne Rentería Castañeda
Líder del Mañana 3cera. Generación
Estudiante de Ingeniería en Desarrollo Sustentable en el Tec CCM
Estar en el Tec de Monterrey para mí ha sido el lugar en el que puedo encajar y en el que siento que debo de estar. Es una comunidad donde profesores y alumnos buscan el bienestar de sí mismos pero también el de los demás, en especial de aquellos que más lo necesitan, es el lugar donde tus ideas por más locas que parezcan son escuchadas, donde tú opinión no es en vano, donde el fallar no es malo.
El Tec me ha enseñado a no ser conformista sino a ver más allá, para él no hay muros que te impidan avanzar, sino un campo lleno de posibilidades. Te permite relacionarte con personas de otros lugares y aprender de nuevas culturas.
También, hay ocasiones en las que me ha sacado de mi zona de confort haciéndome intentar cosas nuevas o afrontando retos, pero a pesar de que hayan sido difíciles no me arrepiento que lo haya hecho puesto que he aprendido. Después de estos dos años en el Tec y según lo que he visto, el ser escogido parar participar en el programa Líderes del Mañana, aunque hayas hecho mucho o poco anteriormente, significa dos cosas: estás aquí porque hay algo que te hace diferente a los demás y segundo, que sin duda alguna estás en el lugar indicado.
Cuento con el promedio más alto de mi generación de bachillerato, durante el transcurso de mi preparatoria participé en distintos proyectos y concursos académicos, soy ganador del concurso de habilidad matemática, además participé dos veces en la Olimpiada Estatal de Química organizada por la UACH, obteniendo medalla de oro en ambas, participé trabajando en el equipo del concurso regional de Ciencias Básicas, en el cual gracias a nuestro trabajo en equipo obtuvimos el primer lugar.
Además, participé en la Olimpiada de Física; pasando a la etapa estatal en primer lugar en las dos ocasiones, logré obtener medalla de oro en la Olimpiada Física organizada por la Sociedad Mexicana de Física, siendo representante del estado de Chihuahua en la XXV Olimpiada Nacional de Física realizada en Oaxaca, Oaxaca.
El Tecnológico de Monterrey gracias a todos estos méritos sociales, emprendedores y académicos, el día de hoy me permite estudiar en dicha institución sin costo alguno, cubriendo el 100% de mi colegiatura.
Este gran proceso dentro del Tecnológico de Monterrey me ha permitido recibir de manos del presidente municipal de Delicias, Chihuahua el C.P. Jaime Beltrán del Río, el premio municipal de la Juventud, en reconocimiento a esta trayectoria académica, el emprendimiento desarrollado en la región y la contribución social generada.
Soy acreedor una beca por parte de Scholarship Management Services America, empresa de Estados Unidos que se dedica a conceder becas económicas a los mejores alumnos a nivel mundial, siendo el único mexicano en obtenerla, al igual en ser el único latino fuera de EUA en obtenerla, como mérito a los logros obtenidos.
He realizado actividades sociales en el “Rotary International”, además de ser parte de la fundación Comparte de Corazón A.C., la cual realiza actividades de recaudación de fondos para ayudar a las personas que viven en extrema pobreza en la región de Delicias, he participado en acción social, equipo proactivo, proyecto de emprendedores, además de haber participado en la Orquesta Juvenil de Delicias.
Seré un Ingeniero en Mecatrónica competente, humanista para ayudar a mi comunidad, líder y emprendedor de proyectos en beneficio de la sociedad, además de siempre cumplir con mi responsabilidad social, para generar, fomentar y ejecutar procesos tecnológicos de alta calidad y gran desempeño, conocimientos científicos e innovaciones en el sector industrial, trabajando eficientemente en equipo en el área de mecatrónica.
Mi vida en el Tec es una aventura tras otra, donde siempre hay algo que hacer y, también, siempre hay alguien a quien apoyar o alguien que te apoyé. Cuando recién llegué no conocía el lugar, ni a nadie alrededor, realmente me sentía asustada por ello; sin embargo, ese miedo me hacía sentir emocionada de lo que estaba por vivir.
Esta aventura me ha permitido varias cosas, siendo una de ellas conocer personas maravillosas con una gran historia que contar, con ganas inmensas de superarse, con una gran pasión por ayudar a los demás, con una inteligencia privilegiada y que son altamente humildes. Me gusta pensar que soy como ellos, y que, si no lo soy del todo, puedo aprender a serlo. Finalmente, me siento como en casa con estas personas y es que muchas de ellas se han convertido en mi familia y me han demostrado que su apoyo es incondicional a pesar del corto tiempo de conocerlos.
Siento que he crecido bastante, sobre todo en dos aspectos: apoyo a la comunidad y autosuficiencia. Si bien es cierto que previo a mi llegada al Tec me importaba el apoyar a los demás, nunca había enfocado mis esfuerzos a nada en concreto, en lo que va de mi estancia encontré causas a las cuales apoyar y personas con las cuales formar un equipo para hacerlo. Me enfoqué en una causa en particular: la educación. Por lo que ahora soy parte de dos proyectos sociales: FIA y Proyecto 99, ambos en pro de la educación en México. Aunque no puede ir contra mi naturaleza de participar de todo, por lo que de vez en cuando participo como staff en eventos, sobre todo en los que organizaban las asociaciones estudiantiles a las cuales me integré.
En el sentido de la autosuficiencia el vivir sola y lejos de casa me han permitido dos cosas: apreciar lo que tengo y aprender a hacer cosas que antes no hacía. Por ejemplo: aprendí a cuidar de mí misma, cocinar, como llevar adelante la casa, manejar mis finanzas y mis horarios. Quizá las principales pruebas de haber avanzado en esto sean el ir al supermercado y al doctor sola, ya que era algo que nunca había hecho y que tuve que aprender a hacer.
Hace un año exactamente mi vida dio un giro totalmente radical, se habían publicado los resultados oficiales de la beca Líderes del Mañana, el mensaje decía que había sido aceptada, pero hasta ese momento no sabía las implicaciones que ese honor suponía.
Hoy, pretendo reflejar lo increíble que ha sido mi experiencia como parte de la comunidad del Tecnológico de Monterrey, aunque considero que este espacio no será suficiente para compartir todo un año repleto de sorprendentes historias, y es que una vez que eres parte del Tec, siempre serás parte de él.
Elegí estudiar Negocios Internacionales, la razón principal porque elegí esta carrera es porque soy fiel amante de lo que representa conocer cada una de las ciudades, sus costumbres y tradiciones, además poder entender su cultura, y llevar esa cultura y arte a todo el mundo. Mi familia es artesana de joyería en plata, uno de mis anhelos es poder llevar la plata taxqueña a ser reconocida mundialmente. Por supuesto, de esto se encarga nuestra hermosa institución, de brindarnos las herramientas necesarias para el desafiante mundo profesional.
Entre las experiencias más significativas se encuentra el hecho de conocer personas extraordinarias, el haber sido galardonada en la ceremonia de reconocimiento al talento académico y formar parte de la sociedad estudiantil de Negocios Internacionales.
Ser parte de grupos estudiantiles me ha ayudado a comprender el verdadero sentido del trabajo en equipo, entre las actividades más memorables, se encuentra Travesuras, con la que, en conjunto con todos los grupos estudiantiles, logramos sacar montones de sonrisas a niños del DIF Cuernavaca, quienes pasaron todo un día en el campus llevando a cabo un rally de juegos y actividades recreativas con el firme objetivo de festejarles el día del niño. Esta experiencia me dejo ver la inocencia de todos los pequeños, y también sus ganas inmensas de comerse el mundo, conocerlo, y ser grandes personas en un futuro.
Otra actividad importante fue Libroteando, en donde básicamente, en conjunto con el grupo estudiantil organizador, reunimos todos los libros infantiles posibles con ayuda de los alumnos del campus, para posteriormente donarlos a una humilde zona de estudio ubicada en Lomas de la Selva, que incentiva a los niños a adentrarse en la lectura.
Entre otras experiencias, se encuentra sin duda Semana i, en donde tuve la oportunidad de elaborar junto con mi equipo una conferencia llamada Emprend-T, en donde el objetivo era brindar las herramientas y conocimientos necesarios a todos aquellos emprendedores a punto de iniciar su idea o proyecto. Esta semana llevó al límite mis habilidades y debilidades.
Por último, me gustaría compartir mi experiencia con las materias que he llevado, las cuales me han dejado numerosas enseñanzas, he aprendido de profesores sumamente capacitados, lo que me ha llevado a inspirarme cada vez más a ser una mejor alumna, compañera, amiga, hija, hermana y, por lo tanto, una mejor persona. Tuve la suerte de trabajar en un proyecto en el cual creamos un sistema de costeo especializado para una pequeña PyME dedicada a la elaboración de figuras de alambre.
Ser parte del Tecnológico de Monterrey implica un desafío constante que implica responsabilidad, respeto, tolerancia, honestidad, generosidad, trabajo en equipo, pero sobre todo sentido humano. Una vez dentro, el sentido de pertenencia inunda tu ser, y es casi instantáneo sentir ese orgullo de ser un nuevo miembro de la comunidad.
Un líder crea donde no hay nada, un líder inspira. Nosotros somos los líderes que México necesita para generar un impacto positivo y un giro trascendental en la historia de nuestro país.