En 2013, después de la ola de violencia que azotó a mi ciudad natal, logré generar en conjunto con un grupo de jóvenes, espacios que fomentan el emprendimiento social y la regeneración de espacios públicos desde la sociedad civil. Desde ese momento me di cuenta de que en mi vida debía trabajar por tres cosas fundamentales: la innovación, la disruptividad y la sociedad. En 2014, al ser reconocido por el programa Líderes del Mañana, comencé mis estudios en Relaciones Internacionales; así podría tener un rol profesional en la escena pública y, sobre todo, enfocado en lo organizado desde la sociedad civil a nivel internacional.
Desde que ingresé a la carrera mis profesores y en general la comunidad del Tecnológico de Monterrey me han enseñado a cuestionar lo preestablecido. Si algo debo exaltar son los detalles que hacen la diferencia; desde la disciplina con la que se exige que nuestra preparación como científicos del área social sea estricta y ética, hasta la humanidad con la que nuestro panorama filosófico puede cambiar para seguirnos cuestionando el statu quo. En general el ambiente Tec me ha dado las herramientas necesarias para exigir al gobierno lo que debería hacer, para luchar por los derechos de todos, para intervenir en los asuntos de tensión política en los que pueda tener cabida y sobre todo, para jamás conformarme con “lo que es” si no con lo que justamente debería de ser.
Rumbo al futuro debo decir que estoy preparado para un escenario académico, ya que la investigación es algo que me apasiona, pero al tener diferentes oportunidades de colaborar en proyectos profesionales me he encaminado mucho hacia el trabajo con organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales. A tres semestres de graduarme, he colaborado en proyectos que hace tres años veía inimaginables y he conocido a personas y culturas de todas partes del mundo. En definitiva, esta oportunidad catapultó mis ganas de cambiar mi localidad y las convirtió en ganas de impulsar un cambio en mí y por consiguiente en el mundo.
La cima es para todos
Llegué al Tec de Monterrey siendo lo que soy, un becado. No llegué con la idea de encontrarme con personas que llegarían a ser mis grandes amigos; llegué apuntando hacia lo más alto. Qué sorpresa me llevé cuando descubrí que había gente a la que realmente le importaba.
Mis primeros pensamientos me dijeron que vendría a sufrir y pelear por alcanzar mis metas, ahora sé que, en compañía de mis nuevas amistades, el sufrimiento será menos. La programación es algo que me apasiona y estar en el Tec significaba acercarme a los monstruos de esta industria. Sabía que, para captar la atención de las grandes empresas, tendría que saber competir y desde mi primer semestre dejé en claro que voy por todo.
En mi primer semestre entré en el concurso local de programación, frente a frente con gente con más experiencia en estos escenarios. A penas comenzaba a profundizar en la programación, pero ya dejaba en claro que era alguien con quien tener cuidado.
Para el segundo semestre, habiendo conocido ya más personas, armé un equipo nuevo. Lidero mi equipo en el que se encuentran otros dos Líderes del Mañana. Participamos juntos en el concurso local y en la eliminatoria hacia el Concurso Regional de México y Centroamérica.
En cada concurso hay una serie de problemas; cada vez que resuelves uno obtienes un globo como premio. Puedo decir que en el tiempo que llevamos concursando, no nos cansamos de obtener globos. Mi equipo salió primero en el concurso local y estando a la espera del tercer concurso que definirá el pase al regional tenemos prácticamente pie y medio en Guadalajara, donde será la sede.
Hemos vencido a alumnos de semestres mayores y que ya han participado con anterioridad. Además, en septiembre llegará Microsoft a nuestro campus a buscar prospectos y sabremos estar preparados. Lo emocionante es que esto es sólo el comienzo; mientras podamos luchar, la cima siempre estará a la vista.
Mi nombre es Emilio López Hernández, soy miembro de Líderes del Mañana en Campus Ciudad de México.
Desde el momento en que decidí fijarme la meta de entrar al Tecnológico de Monterrey para cursar mi carrera profesional mi vida ha tomado un rumbo distinto, que definitivamente ha sido para bien. Fijarme esa meta comenzó a motivarme para realizar mi mayor esfuerzo en todo el proceso que implicaba el camino para alcanzarla.
Después de arduo pero valioso trabajo logré entrar al Tec como parte del programa Líderes del Mañana, y eso le dio un cambio todavía más drástico a mi vida, cada bienvenida y cada palabra que me brindaron las personas que me recibieron en este programa, me dieron la vitalidad necesaria para enfrentar con toda confianza y autoestima lo que es una vida universitaria en el Tec.
Ser alumno del Tec es increíble, pero ser Líder del Mañana en el Tec es algo excepcional. A lo largo de los dos años que llevo en esta maravillosa institución he crecido tanto mental como profesionalmente, más que sólo conocimientos he adquirido habilidades y aptitudes que me han permitido desarrollarme de una manera más amplia, sin barreras ni limitaciones. El Tec me ha preparado para enfrentar la vida desde todas sus perspectivas, los negocios, la tecnología, la sociedad, el medio ambiente, la ética, entre otras más. Pero sobre todo me ha ayudado a crear mi propia visión y criterio, para ser capaz de generar cambios que impacten positivamente la vida de las personas que nos rodean y, ¿por qué no?, de todo el mundo.
Me gustaría mucho compartir un mensaje con los nuevos líderes pertenecientes a la cuarta generación, y es el de crear oportunidades. El Tec ofrece muchas posibilidades, pero no todas van a llegar a ti por sí solas, no basta con sentarte a esperar que aparezcan. En mis dos años de carrera he participado en Buschallenge edición 2015 y 2016, en el festival de emprendimiento INC MTY edición 2015 y 2016, y en el Hack Puebla 2.0 (2017). Obteniendo reconocimientos de participaciones destacadas y en la edición 2015 del Buschallenge obtuve el 3er lugar de las mejores ideas para planes de negocio, representando a la zona metropolitana de la Ciudad de México. De igual forma estuve representando junto con otros compañeros al Campus Ciudad de México en el Hackathon de Puebla.
Cada uno de estos eventos tiene un costo significativo; sin embargo, yo encontré la forma de acudir a ellos, no porque me lo ofrecieran, sino porque mostré interés en ellos y creé la oportunidad de que fuera posible participar, por supuesto ofreciendo algo de mí que les hiciera saber que daría mi mayor esfuerzo en cada uno de ellos. Creo que no hay mejor prueba de mi compromiso que el hecho de que personas importantes del Tec hayan decidido apoyarme en varias ocasiones.
Mi vida en el Tec es una aventura tras otra, donde siempre hay algo que hacer y, también, siempre hay alguien a quien apoyar o alguien que te apoyé. Cuando recién llegué no conocía el lugar, ni a nadie alrededor, realmente me sentía asustada por ello; sin embargo, ese miedo me hacía sentir emocionada de lo que estaba por vivir.
Esta aventura me ha permitido varias cosas, siendo una de ellas conocer personas maravillosas con una gran historia que contar, con ganas inmensas de superarse, con una gran pasión por ayudar a los demás, con una inteligencia privilegiada y que son altamente humildes. Me gusta pensar que soy como ellos, y que, si no lo soy del todo, puedo aprender a serlo. Finalmente, me siento como en casa con estas personas y es que muchas de ellas se han convertido en mi familia y me han demostrado que su apoyo es incondicional a pesar del corto tiempo de conocerlos.
Siento que he crecido bastante, sobre todo en dos aspectos: apoyo a la comunidad y autosuficiencia. Si bien es cierto que previo a mi llegada al Tec me importaba el apoyar a los demás, nunca había enfocado mis esfuerzos a nada en concreto, en lo que va de mi estancia encontré causas a las cuales apoyar y personas con las cuales formar un equipo para hacerlo. Me enfoqué en una causa en particular: la educación. Por lo que ahora soy parte de dos proyectos sociales: FIA y Proyecto 99, ambos en pro de la educación en México. Aunque no puede ir contra mi naturaleza de participar de todo, por lo que de vez en cuando participo como staff en eventos, sobre todo en los que organizaban las asociaciones estudiantiles a las cuales me integré.
En el sentido de la autosuficiencia el vivir sola y lejos de casa me han permitido dos cosas: apreciar lo que tengo y aprender a hacer cosas que antes no hacía. Por ejemplo: aprendí a cuidar de mí misma, cocinar, como llevar adelante la casa, manejar mis finanzas y mis horarios. Quizá las principales pruebas de haber avanzado en esto sean el ir al supermercado y al doctor sola, ya que era algo que nunca había hecho y que tuve que aprender a hacer.
Desde la primera vez que pisé la escuela como alumno, supe que de ahora en adelante todas mis pisadas serían hacia adelante. Los primeros pensamientos que hace uno en estas situaciones es mirando el fin y no el camino. Poco importa si el camino es ruinoso si el final es maravilloso.
Llegas con la idea de ser un agente de cambio, de construir hacia un México nuevo y quedan las incógnitas de cómo será tu estancia universitaria. Sólo llevo una fracción del camino recorrido, pero no he hecho nada más que disfrutar. El ambiente que se vive dentro del campus es increíble. Desde los compañeros hasta el personal, sabes que estarás ante personas que te darán el mejor trato posible.
He cambiado como persona dentro del corto periodo que llevo en la institución. Tenía dificultad a la hora de tener amigos, de saber convivir, de saber expresarme, pero al estar en el Tec todo se vuelve más fácil. La gente aquí te sabe escuchar, mientras que de donde yo vengo hacer oír tu voz costaba un mundo.
Se respira un aire de éxito, de saber que están las oportunidades a la mano y que el cielo es el límite. Si bien obtener la beca fue un paso fundamental en mi vida, sabía que ni siquiera estaba a la mitad del camino, que faltaba la parte más difícil. Así, desde que entré no me he cansado de intentar demostrar que fue una decisión acertada otorgarme la oportunidad.
Me he esmerado en cada una de mis materias buscando aprender vorazmente y hasta ahora las calificaciones lo reflejan. Mi primer semestre me centré mucho en estudiar y me di cuenta de que me estaba perdiendo todo un lado emocionante del Tec. Enmendé mi error en el segundo semestre participando en talleres culturales, competencias de matemáticas y concursos de programación. Tercer lugar en el concurso interno de integrales, primer lugar en el concurso de programación local y mi equipo está en primer lugar en la eliminatoria, lo cual parece indicar que estaremos en el próximo concurso de programación donde participan México y otros países de Centroamérica.
Antes de saber de la beca ni siquiera había pensado en el Tecnológico de Monterrey pero hoy, gracias a la beca Líderes del Mañana, los sueños se materializan más que nunca.