Desde la primera vez que pisé la escuela como alumno, supe que de ahora en adelante todas mis pisadas serían hacia adelante. Los primeros pensamientos que hace uno en estas situaciones es mirando el fin y no el camino. Poco importa si el camino es ruinoso si el final es maravilloso.
Llegas con la idea de ser un agente de cambio, de construir hacia un México nuevo y quedan las incógnitas de cómo será tu estancia universitaria. Sólo llevo una fracción del camino recorrido, pero no he hecho nada más que disfrutar. El ambiente que se vive dentro del campus es increíble. Desde los compañeros hasta el personal, sabes que estarás ante personas que te darán el mejor trato posible.
He cambiado como persona dentro del corto periodo que llevo en la institución. Tenía dificultad a la hora de tener amigos, de saber convivir, de saber expresarme, pero al estar en el Tec todo se vuelve más fácil. La gente aquí te sabe escuchar, mientras que de donde yo vengo hacer oír tu voz costaba un mundo.
Se respira un aire de éxito, de saber que están las oportunidades a la mano y que el cielo es el límite. Si bien obtener la beca fue un paso fundamental en mi vida, sabía que ni siquiera estaba a la mitad del camino, que faltaba la parte más difícil. Así, desde que entré no me he cansado de intentar demostrar que fue una decisión acertada otorgarme la oportunidad.
Me he esmerado en cada una de mis materias buscando aprender vorazmente y hasta ahora las calificaciones lo reflejan. Mi primer semestre me centré mucho en estudiar y me di cuenta de que me estaba perdiendo todo un lado emocionante del Tec. Enmendé mi error en el segundo semestre participando en talleres culturales, competencias de matemáticas y concursos de programación. Tercer lugar en el concurso interno de integrales, primer lugar en el concurso de programación local y mi equipo está en primer lugar en la eliminatoria, lo cual parece indicar que estaremos en el próximo concurso de programación donde participan México y otros países de Centroamérica.
Antes de saber de la beca ni siquiera había pensado en el Tecnológico de Monterrey pero hoy, gracias a la beca Líderes del Mañana, los sueños se materializan más que nunca.
Entré en agosto del año pasado a mi primer día de universidad, el cual fue toda una aventura llena de momentos inolvidables; sin embargo, el mejor momento ocurrió antes, cuando me presenté para firmar mi beca de Líderes del Mañana; ya había tenido la oportunidad de saber mi resultado vía electrónica, pero no me la terminé de creer hasta que tuve esa carta en mis manos.
Abrir el sobre y leer la carta es un sentimiento inefable, sientes tanta alegría que te dan ganas de llorar de felicidad, te sientes tan alegre que te dan ganas de saltar y gritar a todo pulmón: ¡Ya soy Tec!
Cuando vi a mi madre vi una cara llena de orgullo, de satisfacción, esos ojos llenos de alegría, es en ese momento cuando empiezas a ver a tu alrededor, que te das cuenta de que todo el esfuerzo valió la pena, valió la pena todos los desvelos, las noches redactando ensayos, todo el trabajo acumulado a lo largo de tu vida.
Por otro lado, sientes todas las responsabilidades que esto afronta, pero más que un sacrificio, lo tomas como un placer, como un orgullo ser un borrego.
Cuando fue la bienvenida a Monterrey conocí a personas inolvidables que te motivan a ser mejor persona, entre ellas me gustaría resaltar a una persona que cambió mi vida cuando lo conocí: Aldo Emmanuel Hernández Coronado. Conviví con él y desde ahí supe que es lo que quería llegar a ser en la vida, quería ser una persona cuyos éxitos motivaran a los demás, quería ser un ejemplo a seguir y día a día me esfuerzo arduamente para lograrlo.
Al regresar de dicha bienvenida, tenía una cosa en mente, quería que más jóvenes tuvieran la oportunidad de obtener esta beca y quería ser yo el mentor que los apoyara en cada etapa de admisión.
Unas semanas después, varios líderes nos organizamos y juntos creamos el proyecto: #TodosSomosLDM, el cual consiste en guiar a jóvenes durante el proceso para conseguir la beca de Líderes del Mañana.
Comencé el programa siendo el mentor de 4 aspirantes, todos llenos de esperanza e ilusiones, daba todo de mi para que los chicos salieran adelante, les aclaraba sus dudas, los apoyaba en sus momentos difíciles, supervisaba la ortografía y redacción de los ensayos, les daba consejos que les serían de utilidad y les enseñaba todo lo que sabía. Me hubiera gustado que todos los jóvenes a los que ayudé hoy fueran acreedores de la beca; sin embargo, unos se quedaron en el proceso.
Cada vez que uno de mis chicos se quedaba en el proceso me sentía triste, era un golpe muy duro para mí, pero no podía darme por vencido, tenía que seguir ayudando a los demás y dar todo de mí para que ellos lograran sus objetivos. Yo hacía todo lo que estaba en mis manos y sabía que ellos ponían todo su esfuerzo.
El día de entrega de resultados para la cuarta generación, uno de los jóvenes a los que ayudaba fue acreedor a esta distinción y para mí fue lo mejor del mundo, sentí como si reviviera el momento y me sentí muy orgulloso de lo que él había logrado.
Que una de las personas a las que yo ayudé a lo largo del proceso haya alcanzado su objetivo de ser líder, sin duda alguna me inspira para seguir ayudando a más jóvenes.
Soy originario del Ejido La Libertad en el municipio de Matamoros, parte de la Comarca Lagunera, Coahuila.
Desde pequeño mi familia siempre me ha apoyado en todo lo que hago, a pesar de vivir alejados de la ciudad la vida en el “rancho”, como decimos comúnmente, es muy bonita.
Mi trayectoria a lo largo de toda mi educación fue siempre buena, me encantaba participar en las actividades extracurriculares que podía, siempre fui un niño de buenas calificaciones y alguien al que le gustaba el “mitote”, expresión que se usa para alguien que está involucrado en muchas cosas.
Mientras cursaba la preparatoria, un día como cualquier otro me sugirieron aspirar para una beca que por casualidad una amiga encontró en Facebook, para obtener un apoyo del 100% de colegiatura en el Tecnológico de Monterrey.
Para mí estar en el Tec, aunque había sido algo que yo aspiraba a la vez era algo inalcanzable. Pero decidí aplicar, poco a poco las cosas se fueron dando, cumplía muy bien con los requisitos, hasta que una tarde mientras dormía, se detiene un auto afuera de mi casa con el logotipo del Tec, los representantes de la institución habían ido hasta esa pequeña comunidad a entregar personalmente la carta que me acreditaba como uno de los ganadores de la beca. Hasta ese momento yo no dimensionaba lo que eso significaba, estaba muy feliz por ello, pero a la vez sentía incertidumbre sobre el porvenir.
Cuando empecé a estudiar en el Tec, no voy a negarlo, no fue fácil, representaba otro reto para mí acoplarme a otro entorno; sin embargo, siempre le echaba ganas, como dicen mis padres. Me he superado día con día, he aprendido mucho, he conocido amigos que se han convertido en mis hermanos, me mudé a la ciudad gracias a la ayuda de personas a las que apreció demasiado.
El Tec ha cambiado mi vida en muchos aspectos, desde el tener un poco de independencia hasta lograr cumplir algunos de mis sueños. Junto con otros compañeros líderes pude crear un proyecto filantrópico llamado English for everyone, mediante el cual buscamos ofrecer de manera gratuita cursos de verano de inglés en zonas marginadas.
Logré formar parte del programa embajadores Tec, al igual que líderes en la primera generación. También, gracias al Tec he tenido la mejor experiencia de mi vida: estudiar por un semestre en Madrid gracias a la beca Santander.
Mi crecimiento en muchos aspectos ha sido muy grande estando en la madre patria, he conocido amigos alrededor del mundo, he visitado lugares que para mí eran un sueño como París, Roma y Venecia, por mencionar algunos.
Ser Borrego ha transformado totalmente mi vida, me enseñó que la dedicación y el esfuerzo son fundamentales para alcanzar tus metas y que el trabajo constante te da muchas recompensas, mismas por las que hoy agradezco. Hay una frase que recuerdo, y quizá es lo que me hará recordar el cambio tan grande que tuvo mi vida, esa frase fue “YA SOY TEC”.
Nací el 8 de marzo de 1998 en la bella ciudad de Querétaro, tengo unos padres que siempre me han inspirado, que además han depositado su confianza en mí, y que al verlos trabajar tanto para darnos lo mejor que ellos pueden a mis hermanos y a mí es mi motivación de todos los días para salir adelante y luchar por mis sueños por muy lejanos que parezcan.
Desde que era pequeña soñaba con acabar con las injusticias que veía en mi entorno, de poder ayudar a niños que no tenían los recursos económicos para estudiar e impulsarlos a cumplir sus sueños y acabar con la corrupción del país. Para lograr todo esto era consciente de que tenía que esforzarme muchísimo por lo que estudiar en el Tec de Monterrey se convirtió en mi mayor sueño; sin embargo, para ese entonces parecían sólo ilusiones debido a la situación económica en mi hogar.
A pesar de tener todo en contra, tomé la decisión de no dejarme llevar por las circunstancias que estaba viviendo y comencé a trabajar arduamente teniendo fijo mi objetivo, los fines de semana me la pasaba estudiando y los domingos me dediqué a hacer servicio a mi comunidad durante los domingos en el grupo de Mila Kids donde asesoraba a los niños en todo lo que necesitaban, los escuchaba y les hablaba de Dios y de lo importante que es tener un sueño y una esperanza por la cual vivir.
El esfuerzo rindió frutos porque llegué a ser subcampeona nacional de ortografía en el 2012 y me sentía sumamente feliz, ya que después de tanto esfuerzo y sacrificio estaba viendo mis sueños cada vez más cerca. Para la preparatoria decidí aplicar en el Tec; sin embargo, mis padres me dejaron súper claro que no me podían pagar la escuela, así que convencí a mi mamá de que me dejara hacer el examen y aplicar para una beca, obtuve un 70% de beca pero seguía siendo insuficiente. Mis padres aun así no me podían pagar la colegiatura restante, pero viendo mi gran deseo de estar, me prometieron que iban a hacer un súper esfuerzo para que hiciera la preparatoria ahí, para esto mi papá trabajaba 16 horas o más diarias para tener horas extras y mi madre también trabajaba muchísimo, durante mi preparatoria viví momentos difíciles y a pesar de todas las limitaciones económicas logré graduarme con honores y promedio de 95.
Sin embargo para el aspecto de la universidad mis padres fueron muy claros conmigo, me dijeron que no me podían pagar la universidad en el Tec ni con beca, que la única posibilidad era si obtenía la beca del 100% de Líderes del Mañana lo cual creían muy poco probable, así que me alentaron a sacar la ficha para una universidad pública.
Yo me negué y me la jugué por el Tec, sabiendo que si no me ganaba la beca, me quedaría sin estudiar un año entero en el cual tendría que trabajar para costear mis gastos universitarios para el siguiente año, así que arriesgué todo lo que tenía y apliqué para la beca de Líderes del Mañana sabiendo que era una oportunidad única de estudiar mi carrera en la mejor universidad del país y, gracias a Dios y a mi familia que siempre me estuvo apoyando ,resulté beneficiada y sentí una gran felicidad.
Ahora que reflexiono por todo lo que he pasado me doy cuenta de que no importan tus orígenes, ni qué haya hecho o no tu familia, ni tu condición social, si puedes soñarlo, puedes alcanzarlo con esfuerzo, sacrificio, humildad y Dios de tu lado, todo es posible.
Actualmente acabo de concluir el segundo semestre de la universidad y sé que me esperan muchos retos por cumplir, pero mi logro más importante será cuando pueda retribuirle a la sociedad esos sueños que tenía de niña, darles un hogar a los niños que están en situación de calle, acabar con la corrupción que hay en México, en dar becas universitarias para todos los talentos que hay en el país, entre otros.
Mi más grande sueño es trascender en la vida de las personas que llegue a ser una inspiración para aquellas personas que han emprendido el camino hacia sus sueños, que cuando les den ganas de claudicar recuerden mi historia y los motive a seguir adelante, quiero dejar huella en la historia de México y el mundo y que todos sin excepción alguna se den cuenta que merece el cielo, quien pretende escalarlo.

El camino hacia mi trasformación dio un giro el día que el Tec me dio alas, literalmente, subirme a un avión para la ceremonia de bienvenida es algo que no me esperaba y en mi interior sabía que sería una de muchas experiencias impactantes en mi vida. No me equivoqué, pues durante esos cinco días de tener talleres, conferencias, actividades, y demás con personas de talla mundial es una experiencia que definitivamente te deja huella y te inspira a seguir por esa senda extraña a la que llamamos vida.
No todo es color de rosa, pues a lo largo del semestre aprendí que el día en que dejas de sumar es un día perdido, para alguien que no hacia tarea y que pasaba fácilmente las materias de prepa es un tanto complicado y un reto que he ido superando.
Semana i me llevó a afrontar un reto emprendedor con estudiantes del área de negocio con puntos de vista diferentes al mío. Mi rol como vendedor no fue un éxito pero de forma indirecta aprendí tantas cosas que ahora creo que son estos fracasos los que son tus grandes maestros. Tiempo después empecé a trabajar en el Tec, con mi ayudantía en informática aprendí mucho del campus y a organizar mejor mi tiempo.
El día de mi cumpleaños participé en la Feria Nacional de Ciencias e Ingenierías, llevé un proyecto que empecé en la prepa llamado Esquemas Rotos. Tuve la oportunidad de ir al Buschallenge junto a un gran equipo, nuestra idea llegó hasta semifinales, lo que me hizo aprender acerca de negocios, además de todo el aprendizaje en el resto de INC Monterrey.
Para mi segundo semestre, ya con lo que había aprendido del anterior sabía más o menos a lo que me afrontaba, pero al igual que en un video juego, el nivel dos sería más complicado pero a la vez más gratificante. Estuvo lleno de experiencias y conocimientos, fui partícipe del programa Binational Young Leaders Network; tuve el privilegio de conocer al Maestro Romayne Wheeler que me enseñó mucho acerca de los Raramuris y la labor social que hace con ellos; y también pude conocer a Joselo Rangel guitarrista de Café Tacvba.
Durante el semestre en las materias de Medios, Cultura y Sociedad, y Expresión Verbal, amplié mi perspectiva ante muchas ideas, pues no eran materias de mi agrado total pero terminé con buena nota. En esta última había que dar discursos y fue cuando precisamente me convertí en comunicador competente en Toastmasters, para mi sorpresa y con dedicación, representé a mi club en concurso de área donde obtuve un segundo lugar pasando al concurso de distrito.
Estas experiencias y participaciones me hacen darme cuenta que con mis palabras puedo llegar lejos y marcar una diferencia, pues a final de semestre regresé a mi prepa y compartí con los chavos el programa, les hablé de motivación, de cambio y de muchas cosas. Lo que más me alegró fue que al final unos chavos se quedaron y compartieron sus inquietudes conmigo.
Tengo mucho que mejorar de mi persona, sé que las dificultades que tengo son vías de crecimiento y de desarrollo gracias a que fui afortunado en tomar el curso Bases para el Bienestar y Liderazgo Positivo. Este curso me hizo formular mis metas, por ello he retomado proyectos que generarán no sólo un cambio personal sino para el país.
Estoy muy agradecido con el programa y con todos los involucrados. Hoy sé que mi vida es mi mejor negocio, que tengo grandes sueños por cumplir, para que el día en que ya no esté entre los vivos mi tumba diga: “Simplemente murió. Nunca fue vencido”.