Desde que era un niño pequeño pasaba afuera de una escuela grande, donde el color azul predominaba, yo no sabía lo que era, y nunca me imaginé que un día lo haría.
Un día de agosto del 2009, entré por primera vez a esta escuela; no como alumno, sino como un niño que fue invitado a realizar un examen de la Olimpiada del Conocimiento Infantil, una vez más no sabía lo que ese lugar representaría para mí 4 años después, sin embargo, yo sentía algo de mí que conectaba con aquellos edificios, era como si me invitaran a entrar en sus aulas.
Un 13 de diciembre del 2013, volvía a encontrarme en esta institución, edificios enormes, jardines inmensos, y la gente, amable y feliz todo el tiempo. Fue ese día que me decidí que debería estudiar en esta escuela, entré al salón 11209 y apliqué para mi primer examen de admisión. Entré y conseguí una beca. ¡Lo había logrado!
Aunque el tiempo pasa muy rápido, la preparatoria fue una etapa de autoconocimiento, dudas, experiencias y amigos. Fue entonces que me di cuenta que el Tec había prendido una llama en mí, una chispa que estaba develando partes de mí que no conocía, que sin la cultura emprendedora y un ambiente lleno de posibilidades jamás habría encontrado.
Era el momento en que tenía que pasar a la siguiente etapa, la Universidad, durante mi conflicto personal entre que carrera quería estudiar, yo solo sabía una cosa: debo estudiar en el Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro. ¿Sencillo? No lo fue. Tuve que buscar, escribir, y demostrar que yo tenía que seguir estudiando en esta escuela. Hubo gente que me desalentó, situaciones que no me ayudaron y dudas, muchas dudas.
El 18 de mayo del 2016, justo el día de mi graduación, a minutos de darme mi certificado de preparatoria, me llegó el correo de aceptación de la Beca de Líderes del Mañana y fue entonces que mi camino volvió a tomar rumbo.
Hoy 25 de junio del 2017, estoy cursando mi primer verano universitario, no solo por adelantar materias, sino por la emoción de estar estudiando arquitectura aquí.
El Tec más que una escuela es una experiencia. Hoy en día puedo decir, con más certeza quién soy, qué quiero y a dónde voy. Gracias a los maestros y profesores, que dan clases con educación integra, a la planta física, que hacen que la escuela funcione de la manera que lo hace, a los compañeros tan diversos, que enriquecen esta pequeña sociedad que se vive adentro y las clases deportivas y culturales que completan esta formación de un ser integro. En tanto a mi carrera puedo decir que hoy sé dibujar, diseñar con conciencia, y escribir ensayos en formato APA, y estoy esperando emocionado lo que sigue.
Agradezco a las personas que me apoyaron y alentaron a conseguir la beca Líderes del Mañana, a mi familia, a mis amigos, a Frida por motivarme a seguir participando cuando creía que todo estaba perdido y, por supuesto, a todo lo que es parte del Tecnológico de Monterrey.
Mi nombre es Wendolín Alinne Estrada Ordóñez, tengo 20 años y estoy estudiando Ingeniería Industrial y de Sistemas en el Tecnológico de Monterrey, Campus Hidalgo. En primera instancia, quiero agradecer a las personas que ayudan este tipo de becas, porque gracias a ustedes mucha gente como nosotros no tendría la maravillosa oportunidad de estudiar en una de las mejores universidades del país.
Mi historia comienza así: soy de Ixmiquilpan, Hidalgo, un pequeño pueblo que se encuentra a dos horas de la capital del estado, lugar en donde se ubica el campus. Desde pequeña, mi mamá ha sido mi motor, quien me ha impulsado a seguir adelante y quien a pesar de nuestra situación económica, nunca ha dejado que nos falte nada y mucho menos educación, siempre nos lo ha enseñado como una parte prioritaria, así como la importancia de seguir nuestros sueños para cumplir con nuestros objetivos.
A finales de la preparatoria, yo tenía muchísimas ganas de estudiar en el Tec, era mi primera opción porque había escuchado de muchas personas que hablaban bien de la institución y sabía que podría ayudarme a cumplir con los objetivos que me había planteado desde niña: tener una carrera, lograr tener mi propia empresa, pero además, aportar algo a mi país; sin embargo, cuando fui a pedir informes y le comenté a mi mamá sobre la colegiatura, noté que se preocupó un poco, pero también le había mencionado de los tipos de becas que existían, y a pesar de que lo veía un poco complicado ya que sin algún tipo de ayuda como esta, veíamos imposible que yo estudiara aquí, me dio ánimos para arriesgarme a participar en alguna convocatoria.
Es así como decidí intentarlo y atreverme a participar. A lo largo del proceso conocí a jóvenes muy talentosos y con muchísimas habilidades, por lo que me sentía por un lado feliz de haberlos encontrado en algún punto de mi vida y aprender de ellos, pero por otro un poco nerviosa porque aunque me hubiera gustado que todos tuviéramos este apoyo, sólo sería para un pequeño segmento y yo no sabía si quedaría incluida en él. Finalmente, me llamaron como parte de la última etapa para saber si quedaría o no dentro de la primera generación de Líderes del Mañana, pero en realidad esta entrevista era la entrega de resultados en donde me hicieron leer una carta en voz alta hasta que llegué a las líneas que decían que el Tec decidía apoyarme con el 100% de la colegiatura, en ese instante salieron mil emociones de mí, cada una de ellas positiva y me solté a llorar, abracé a mi mamá y a mi abuelita que me acompañaban, quienes me felicitaron y también estaban demasiado entusiasmadas al recibir la noticia. Estaba que no me la creía. A partir de ese momento, yo ya era Tec.
Fue aquí donde comenzó una nueva etapa en mi vida, al llegar al Tec yo no sabía cómo sería mi vida, porque a pesar de que ya estaba inscrita y todo, aún no me la creía. Empecé a hacer amistad con mis compañeros que también tenían esta beca hasta hacernos casi como hermanos. En la primera reunión nacional de Líderes del Mañana conocimos a muchísima más personas con historias inspiradoras, de igual manera, conocimos la historia de David Noel, que en particular, me llegó mucho y se ha vuelto un gran ejemplo para mí, ya que demostró que cuando se quiere, se puede. Prueba de ello, fue mi situación.
El Tec no sólo se preocupa por nosotros en cuanto a lo académico, sino también en la calidad de personas que forma. Mis compañeros líderes de mi generación y yo no queríamos quedarnos sólo con el hecho de ser líderes y ya, sino hacer algo más, es por ello que decidimos empezar a trabajar en la construcción de nuestro grupo estudiantil que se llama LEAS, cuya objetivo es impulsar el desarrollo de habilidades con enfoque social y formativo para estudiantes de educación básica y superior ya que ellos serán el futuro de México. En 2016 hicimos nuestro primer proyecto con una escuela primaria en la que impartimos cursos a los niños siguiendo el objetivo de que demostraran sus habilidades y pudieran adquirir algunas otras nuevas, fue una experiencia reconfortante.
También, tuve la oportunidad de participar en el Semestre i en Chiapas: concentración en innovación social; donde trabajé con una comunidad ayudándoles primero a tener acceso a agua potable y también empoderando a las mujeres quienes son las repartidoras del agua para incluirlas en proyectos de negocios y que su pequeña franquicia pueda crecer. Sin duda alguna fue algo totalmente diferente a lo que estaba acostumbrada, pues salí de mi zona de confort en todos los aspectos, desde irme a vivir lejos de mi familia así como entender las necesidades de personas con una cultura diferente. Donde me encantó aprender de las señoras, y de mi socio formador en la resolución de problemas.
Puedo resumir mi estancia en el Tec como una experiencia fuera de lo común, pues siempre nos llevan nuestros profesores a ir más allá, pensar fuera de la caja, arriesgarnos y atrevernos a dar lo mejor no sólo por nosotros, sino que también por las personas que nos rodean, involucrarnos con los demás, aportar algo y no ser solo seres desinteresados.
He aprendido no sólo de mis maestros, quienes me han dado bastantes herramientas en cuanto a lo profesional, pero también de mis compañeros, que más que compañeros, hemos logrado crear lazos de hermandad con el mismo objetivo que día a día seguimos trabajando, estoy muy contenta y orgullosa de los pequeños logros que hemos tenido y saber que no se quedan ahí, que poco a poco se van uniendo más y que en conjunto llegaremos lejos.
Mi vida cambió a partir de recibir esa gran noticia de ser merecedora de la beca Líderes del Mañana, todo el Sistema Tec me parece grandioso por sus las instalaciones muy innovadoras y dinámicas, y ni que decir de los maestros inspiradores.
Me quedé asombrada de la atención especializada que recibes por parte de todo el personal del campus y que todo el alumnado tiene ese espíritu de superación y que lucha por cumplir sus metas.
Como parte de los alumnos del Tec he ido desarrollando más habilidades y cultivando logros, me considero una persona que se fija retos cada día y los cumple. Una de las habilidades que desarrollé es la de abrir mi visión pues al tener clases que te muestran una visión global te alienta a ver las cosas de distinta manera.
Otra habilidad es la de desarrollar resistencia al fracaso; esta parece simple, pero es primordial si se quiere llegar al éxito.
Actualmente formo parte del equipo de coordinación de dos grupos estudiantiles, uno de emprendimiento y otro de causas sociales, en los cuales realizamos actividades de impacto dentro y fuera del Campus como en comunidades aledañas a Saltillo. Estas experiencias me han llenado ya que con nuestras pequeñas acciones como convivir con ancianos de un asilo, crear conciencia en una escuela pública por el Día de la Tierra con una actividad de reciclaje, hacer una posada en una comunidad en zona marginada, etc. nos dimos cuenta de que pudimos hacer felices a esas personas en vulnerabilidad.
Este verano hice servicio social en un campamento para personas con discapacidad, llamado Vive Extremo, nunca había convivido con personas con discapacidad y me ha dejado grandes enseñanzas sobretodo el valorar mi salud y mis capacidades. Es una experiencia fascinante tanto que me ayudó en mi desarrollo personal ya que el ambiente es siempre alegre gracias a los niños, pues nos contagian de su eterna felicidad.
Yo estuve a cargo de un niño con autismo lo cual fue un gran reto, pues ellos ven al mundo de una manera muy diferente, mi niño no hablaba y no quería socializar, pero pienso que desarrollé esa empatía para saber que quería o cómo se sentía, simplemente fue una maravillosa experiencia.
El estar en el ambiente Tec, me ha alentado a emprender. Actualmente tengo un pequeño negocio de cupcakes y manzanas decoradas y anhelo en un futuro cercano emprender con una cafetería.
Hace unos meses recibí la invitación de mi preparatoria, para formar parte del jurado para la aprobación de tesina de proyectos de emprendimiento, es uno de mis logros más satisfactorios ya que al presentar mi proyecto para graduarme, me propuse que algún día iba a estar en el otro lado, lo logré y fue gracias a mi experiencia en este tipo de proyectos. Puedo decir definitivamente que el Tec me ha abierto muchas puertas y lo seguirá haciendo.
Mi nombre es Ruth Areli Martínez Reyes, estudio el sexto semestre de Ingeniería en Mecatrónica en Campus Ciudad de México.
Entrar al Tec ha sido una de las grandes bendiciones que me ha dado la vida pues por las condiciones económicas de mi familia sólo era un sueño estudiar en la mejor escuela privada de México y de las mejores en el mundo. Al mismo tiempo también ha sido un gran reto pues cuando inicié tuve que mudarme a la Ciudad de México, separarme de mi familia y adaptarme a la escuela pues no conocía a nadie.
Llegando al Tec conocí a personas muy agradables que hicieron que mi proceso de adaptación fuera más rápido. Al mismo tiempo logré integrarme bien al sistema de la escuela; sin embargo, a finales del primer semestre me diagnosticaron dermatitis aguda lo cual impidió que pudiera realizar actividades deportivas pues el tratamiento fue muy estricto, no me quise quedar sin hacer nada y decidí ayudar a otros compañeros dándoles asesorías sobre las materias en las que tuvieran dudas.
En segundo semestre tuve la oportunidad de participar en el reto de Sumobots en la primera Semana i, quedando en segundo lugar. Así mismo fui participando en más proyectos; sin embargo, no dejo de lado a mi comunidad en la cual introduje un proyecto para la recuperación de textiles otomíes y trabajo en un proyecto para optimizar la producción de hortalizas y así mismo generar economía a los habitantes de la región.
Formo parte del proyecto Binational Young Leaders Network, el cual fue una gran iniciativa para que nosotros los Lideres del Mañana conociéramos a un Dreamer el cual nos ayuda a mejorar el idioma inglés. En mi caso me siento muy satisfecha porque he aprendido mucho y mi compañero quiso aprender otomí.
Me ha agradado mucho mi vida estudiantil en el Tec, porque no sólo voy a estudiar sino también he podido participar en actividades culturales y hace un año pude comenzar a participar en actividades deportivas.
Siempre he tenido la idea de que no tenemos que ir muy lejos para generar grandes cambios y pues ahora me encuentro realizando Verano i en Chiapas en el cual, junto con otros dos compañeros Lideres del Mañana, implementamos un proyecto sobre soberanía alimentaria con una cooperativa llamada Lagos de Colores. Ha sido un gran reto pues nosotros estamos dejando el cimiento para que vengan más compañeros a darle continuidad y así podamos ayudar a varias comunidades pues un verdadero cambio no se da de la noche a la mañana.
Lo que más me ha dejado este verano es que un verdadero líder no es el que te dice qué hacer sino aquel que busca tu potencial para juntarlo con el suyo e ir creciendo juntos. Este descubrimiento no hubiera sido posible sin la ayuda de todos aquellos que me han apoyado en este proyecto.
Agradezco al Tecnológico de Monterrey porque con el programa Líderes del Mañana pude darme cuenta de que los sueños si se pueden hacer realidad y que no importa cuántos obstáculos te ponga la vida, nunca habrá uno que no podamos vencer.
Gracias al programa Líderes del Mañana es que estoy donde estoy, no podría estar más agradecida. Y a ti que estás a punto de ingresar a la vida universitaria, te digo que nunca te rindas, y sigue adelante. Aún recuerdo la ceremonia de bienvenida de la segunda generación en el año 2015. Es un momento que se ha quedado grabado en mi corazón, cuando conocimos a David Noel y nos platicó con ferviente entusiasmo su propia historia, motivándonos a dar lo mejor de nosotros, a “echarle ánimo”.
Al ingresar al Tec de Monterrey, he obtenido una oportunidad maravillosa para desarrollarme como persona y como futura profesionista. Es claro para mí que lo importante es cada individuo, y las ganas que le pongas a lo que haces. Sin embargo, tener un ambiente propicio para desenvolverte y dejar salir todo tu potencial, no tiene precio; y eso es algo que seguramente encontrarás en el Tec.
Después de 2 años estudiando Ingeniería en Sistemas Computacionales en el Campus Querétaro, me encuentro en la ciudad de Guadalajara, realizando una estancia profesional en Intel, y no puedo decirte que todo ha sido fácil. Hay momentos de sacrificio en los cuales debes dejar cosas importantes para ti. Cada desvelo, cada caída y cada obstáculo me han servido para apreciar mucho más lo que tengo y para seguir luchando por lo que quiero: ser feliz encontrando mi pasión, y poniéndola al servicio de los demás.
Sé que esto apenas comienza, porque voy a la mitad de mi carrera profesional y aún me quedan muchísimas cosas por aprender, nuevos lugares que visitar y proyectos por realizar.
En el Tec he tenido la fortuna de encontrar excelentes compañeros de trabajo, amigos, mentores y maestros que han sido guías importantes en mi búsqueda constante de conocimiento, y a todos ellos tengo mucho que agradecer su paciencia, su interés, pasión por la enseñanza, motivación y el señalar los errores que como estudiantes solemos cometer.
A lo largo de mis 2 años de formación he podido participar en diferentes actividades extra-académicas dentro y fuera de la escuela, como: grupos estudiantiles, actividades deportivas y culturales, concursos de programación, eventos de tecnología, emprendimiento e innovación, impartición de pláticas y talleres, actualización constante y desarrollo de habilidades interpersonales, entre muchas otras cosas.
Te invito con todas las ganas a que tú también lo hagas, no importa el lugar donde te encuentres, siempre busca moverte y encontrar oportunidades, serán experiencias que te dejan un aprendizaje. Saca todo el jugo que puedas a tu vida universitaria y prosigue con tu formación durante toda la vida. Sobre todo, disfruta el camino cumpliendo aquellas metas que te propongas.
¡Todo el éxito para ti, nos estamos viendo…!
Mi nombre es Rocío Morales Tepox y soy miembro de Líderes del Mañana de la tercera generación. Para mí este primer año dentro del Tec ha significado un periodo lleno de cambios, pero sobre todo lleno de crecimiento gracias a los retos que se me han presentado siendo parte de una de las mejores instituciones del país.
Desde el primer día supe que no sería fácil, incluso debo admitir que sentía un poco la presión; es decir, estando dentro de Líderes del Mañana tienes un compromiso no solo contigo mismo y con las personas que te apoyan, sino con toda una nación. Sin embargo, si en algo me he fortalecido es en mi fe. Cuando pensaba en todas las dificultades que estaba enfrentando me sentía aturdida, pero después me percaté de que en realidad no pasaba nada, sino que todo estaba en mi mente.
También aprendí cuál es la diferencia entre ser un estudiante del Tec y ser un estudiante. Ser chico Tec significa más que sólo ir a sentarte a escuchar a un profesor, significa ser una persona que se entrega por completo a lo que hace, porque sabe que además de que obtendrá satisfacción propia, podrá beneficiar con su labor a otros.
Es ahí donde nuestro sentido humano entra en juego. Durante nuestra formación experimentamos dentro del aula pero también nos empapamos de lo que ocurre a nuestro alrededor. Así que las actividades son esenciales para nuestro crecimiento personal y profesional. Durante este primer año en la universidad tuve varias oportunidades de participar a lado de mis compañeros en ciertos proyectos que involucraron, entre otras cosas, ir a impartir talleres a niños de primaria.
En lo personal, disfruté mucho convivir con los niños al mismo tiempo que les enseñaba cosas tan sencillas pero significativas para sus vidas. Experimenté la emoción de ellos cuando aprendían sobre cosas como el reciclaje y algunos conceptos de química. Nunca se me borrarán las expresiones de una pequeña que me decía que le había encantado aprender sobre química y que tenía el deseo de estudiar una carrera enfocada en esa materia. Ahí es cuando me di cuenta de que aún las pequeñas acciones empujan a hacer algo muy grande. Con esto me siento más inspirada a seguir trabajando duro para conseguir mis objetivos.
Esta experiencia me es de mucho agrado porque siempre he creído en que la educación es esencial, y que es un ministerio que hay que tratar con mucho amor y cuidado. Nuestro país está lleno de gente maravillosa, y debemos aprender a ver oportunidades en donde hay adversidad. Por eso es que soy orgullosamente del Tec, porque comparto su visión de que tenemos mucho qué mejorar en un país como México.
He aquí otra cosa que quiero compartir: en el Tec somos personas como todas las demás, lo único que nos diferencia es que sabemos quiénes somos individualmente y sabemos que aún no hemos llegado a desarrollar todo nuestro potencial; pero, creemos que es nuestro deber hacerlo porque anhelamos un nuevo amanecer para nuestro querido México. ¡Viva el Tec!
Es una bendición y un privilegio el formar parte la gran familia del Tecnológico de Monterrey gracias al programa Líderes del Mañana. Después de que me otorgaran la beca en mayo del 2014 toda la magia de una gran experiencia comenzó.
Los primeros días podrían considerarse como un choque cultural muy fuerte al que poco a poco te vas acostumbrando. Acoplarse a un nuevo y muy exigente ritmo de trabajo fue uno de los retos más fuertes. En los primeros semestres conocí a grandes personas, que con el tiempo se hicieron los mejores amigos, confidentes y cómplices de la vida.
En estos primeros semestres me cautivó la institución, todo de ella, sus valores, su misión, su visión y el cómo se profesan dentro y fuera de ella. El sentido humano, como parte de la visión de la institución, hizo que desde el inicio guardara al Tec como mi alma máter, y me diera cuenta de que aquí es donde quiero estar.
No es mentira que el reto Tec es muy fuerte, por lo cual siempre puse mucho empeño en lo académico, además de propiciar una experiencia plena en mi estancia en el Tec destacando a través de actividades extracurriculares. Fruto de ello fue la oportunidad que me brindó el programa Líderes del Mañana de estudiar en la Universidad de los Andes, Colombia en el 2016.
Este intercambio a Colombia en el segundo semestre del 2016 fue, sin duda, la experiencia más transformadora de mi vida. Esta fue la primera vez que salí del país. Fue un gran orgullo representar a México y al Tecnológico de Monterrey en otras tierras, frente a otra cultura. La experiencia me permitió conocerme a mí mismo, estar en otro país sin tu familia es una prueba de fuego. El conocer a personas de todos los rincones del mundo, con todo tipo de opiniones sobre la vida y de elecciones en ella, me hizo crecer mucho como ser humano a través del respeto, la tolerancia y la comprensión.
Durante mi estancia en Colombia, en ese país se vivía una gran tensión por acuerdos políticos internos. La Universidad de los Andes tuvo una gran participación en el debate de las ideas; por lo que el tiempo fuera de México reafirmó mi compromiso hacia el Tec, mi país y mi región. Un grato recuerdo fue el llevar a cabo el panel internacional Paz y Juventud Latina, con la colaboración de los Líderes del Mañana que en ese momento estábamos en Bogotá y compañeros de diferentes países hermanos de Latinoamérica.
A mi regreso a México, junto con compañeros del programa en Campus Puebla, creamos ANDAR México – Capítulo Puebla, un grupo estudiantil con sede en Campus Monterrey y origen en la Universidad de los Andes.
Esta ha sido, de forma muy breve, mi vida en el Tec. Mi historia de crecimiento y transformación.